Liesau fue vinculado a los experimentos para propagar enfermedades
FERNANDO GAREA
FERNANDO LAZARO
MADRID.- Un presunto agente del espionaje nazi era el presidente de la empresa que suministró al Cesid todos los equipos para la realización de escuchas.
Franz Liesau Zacharias fue presidente de la empresa Sociedad para Investigaciones y Aplicaciones Industriales (SIAISA) hasta su fallecimiento en diciembre de 1992. Desde entonces la empresa la preside su hijo Christian Liesau Von Lettow y el vicepresidente es su otro hijo Francisco Gerardo. También consta en el registro como administradora la hija del presunto nazi, Corina, y su viuda Sitta Von Lettow Vorbeck.
El nombre de Franz Liesau Zacharias aparece en una lista de agentes nazis protegidos por el régimen de Franco que figura en el Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores y que fue desvelado recientemente por El País.
Su ficha señala que era un agente de la Abwehr, el servicio de contraespionaje nazi. Añade que «este hombre se hace llamar doctor. Involucrado en la compra de animales del Marruecos español y de la Guinea española para fines experimentales en Alemania, entre ellos la propagación de horribles enfermedades, como la peste, en los campos de concentración».
Al acabar la Segunda Guerra Mundial el régimen de Franco le protegió y denegó su entrega a los aliados. Ahora, EL MUNDO dispone de documentación que demuestra que, durante los años 80, mantuvo su relación con los servicios secretos españoles. En concreto, su empresa fue el principal proveedor de equipos de escuchas del Cesid y mantenía magníficas relaciones con el entonces jefe de los servicios secretos españoles, el general Alonso Manglano. En la ficha del presunto agente, elaborada en 1945, consta como domicilio el mismo de la actual sede de la empresa, oficialmente dedicada a «servicios técnicos de precisión». La oficina de la empresa está también en el número 52 de la calle Alcalá de Madrid, en un edificio propiedad de la familia Liesau desde los años 40.
Este periódico ha tenido acceso a la documentación que demuestra que esta empresa fue proveedora durante años del Cesid y fue la que instaló en 1992 el sofisticado equipo de escuchas con que cuentan los servicios secretos españoles. Así, obran en poder de EL MUNDO las complejas especificaciones técnicas de los equipos instalados. Los documentos llevan el epígrafe «Pliego de prescripciones técnicas para la adquisición de un sistema de supervisión de líneas telefónicas».
Entre las características técnicas del equipo figura un sistema para duplicar la capacidad de las cintas en las que se graban las escuchas o un sistema automático de búsqueda. En años anteriores y posteriores esta empresa también contrató con el Cesid y con organismos relacionados con la seguridad. Así, en 1994 estuvo a punto de participar en un proyecto multimillonario para la construcción de un gran gabinete de escuchas en la Dirección General de la Guardia Civil. En poder de este periódico obra un estudio denominado «Proyecto de creación de un gabinete central de intervenciones e interceptaciones».
Este Gabinete iba a instalarse en la sede de la Guardia Civil de Madrid, según el proyecto de la jefatura de Investigación e Información. Finalmente, el plan, que contaba con el visto bueno oficial, fue paralizado por la destitución del entonces director general de la Guardia Civil Luis Roldán.
Según la declaración anual de operaciones de la empresa del año 95, en ese ejercicio recibió 3.177.240 pesetas por el mantenimiento de los equipos de escuchas del Cesid.
También ese año SIAISA recibió 22.137.847 pesetas del Ministerio de la Presidencia por la instalación de diversos equipos de seguridad. Además, esta empresa es la principal suministradora de equipos de seguridad a otras administraciones públicas y la Ertzaintza y los Mossos d’Esquadra. Igualmente, es la empresa fabricante de los radares móviles de la Guardia Civil.
Las mentiras al juez Baltasar Garzón
Christian Liesau Von Lettow Vorbeck, hijo del presunto agente nazi y actual presidente de Siaisa, tuvo que declarar ante el juez Baltasar Garzón en 1989. Y según la documentación que ahora obra en poder de EL MUNDO no dijo la verdad.
Christian Liesau se encontraba la noche del 20 de noviembre de 1989 en el restaurante Basque de la calle Alcalá de Madrid. Mientras cenaba con unos amigos, a escasos metros de la sede de la empresa que entonces presidía su padre, presunto agente nazi, dos individuos dispararon contra varios parlamentarios electos de Herri Batasuna, resultando muerto Josu Muguruza y herido grave Iñaki Esnaola.
Baltasar Garzón, instructor del sumario, tomó declaración a todos los testigos presenciales del atentado, entre ellos Christian Liesau y sus acompañantes en la cena.
El empresario declaró entonces que estaba casualmente en el local y que su empresa se dedicaba a fabricar relojes, omitiendo que, en realidad, la sociedad era proveedora de equipos para los servicios secretos españoles y las Fuerzas de Seguridad del Estado, entre otros organismos públicos.
En todas las declaraciones de ingresos de la empresa constan cantidades millonarias procedentes de distintos organismos públicos, especialmente del Ministerio del Interior, como la Policía Nacional y la Guardia Civil.
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